Empezando una nueva vida, desafiando un nuevo destino...

Luego de terminar de acomodar algo de su departamento. Marshall bajo las escaleras, dejando soltar un suspiro. Después de años y años de vivir solo, tener la compañía de vecinos desde ahora resultaba horriblemente maravilloso. Cuando estaba en el borde del ultimo peldaño, volteo su mirada hacía atrás y vio a un joven bajando. Le sonrió por unos segundos, pero rápidamente noto que este tenía prisa.
Cuando el paso a su lado solamente le dedico un:
-hola -bastante amistoso mientras sus mejillas adquirían un color carmín.

Luego de terminar de acomodar todos sus libros, soltó una sonrisa triunfante. Eran al menos tres muebles grandes completamente llenos de diversos títulos, se sentía orgulloso de decir que los había leído todos.
Sé sentó en el cómodo sillón individual de tapiz rojo después de coger uno de sus libros preferidos. Leyó la primera hoja cuando las ganas de algo dulce lo invadieron.
Se dirigió a la cocina, se preparo una taza de café con bastante azúcar y se sirvió una rebanada de aquel pastel de fresas que se había comprado esa misma tarde.
Comió las fresas primero, le encantaban mucho... al igual que el color rojo... el rojo... lo volvía loco, le encantaba. Movió su cabeza de un lado a otro, no deseaba que sus nuevos vecinos lo tomaran con un loco, ¿verdad?, no estaba dispuesto a pasar otro tiempo en el manicomio.
Aunque claro, eso era algo que nadie sabía y deseaba mantenerlo en secreto.